Pymes: directorios y competitividad
Por Martín Yechua, Director Ejecutivo de Adiras
En general, las pequeñas y medianas empresas carecen de un directorio tradicional que facilite el gobierno corporativo. El dueño toma decisiones en soledad, o en el marco de directorios que (en muchos casos) carecen de legitimidad y profesionalismo. Este déficit tiene un impacto importante en el giro del negocio y también en el desarrollo estratégico de la empresa.
Lo cierto es que muchos empresarios se ven rodeados de cuestiones de costos, ventas, impuestos, proveedores y todos los pormenores que tienen que ver con el negocio. El consecuente cuello de botella es la razón por la que recurren a conformar un grupo Diras (Directorios Asociados). Se trata de un directorio para pymes formado por propietarios que coparticipan en la dirección de sus compañías, con la asistencia de un facilitador externo.
Es decir, son directorios externos integrados por dueños de empresas que se reúnen periódicamente para buscar, entre pares, una opinión independiente.
En muchos casos, los empresarios argumentan que les cambió la visión y cultura de la empresa, pero también su visión personal y de la familia. Tal es así que cuando se les consultó si estarían dispuestos a volver a conducir su empresa sin compartir sus decisiones, o con el respaldo de un directorio externo, el 100% de los 150 empresarios consultados se inclinó por la segunda opción.
Así y todo, en Adiras decimos que “esto es para todos, pero no para todos”. Es que los directorios cumplen la “regla de las 4I”: informado, involucrado, igual (formado por pares) e independiente. Es condición sine qua non un fuerte compromiso con los pares y con el desarrollo del propio negocio. Ser parte de un Grupo Diras implica más trabajo, no pensar sólo en el día a día sino en el futuro y estar dispuesto a abrirse con pares que padecen igual o similares problemáticas. Esta disposición y voluntad manifiesta es lo que define que no todos los dueños de empresas quieran o puedan ser parte de un Grupo Diras.
Pero una vez adentro, los resultados son notables en términos de visión estratégica, profesionalización y consistencia del negocio, y mejora en materia de desarrollo humano y profesional. Hay grupos que tienen un recorrido de más de 10 años por lo que la relación y el conocimiento mutuo trasciende lo estrictamente profesional.
Cada grupo se integra a la pyme como un elemento que funciona formal y regularmente. Su función es formativa-consejera, y busca que cada participante no sienta soledad en la toma de decisiones, mejore su formación en la gestión, trabaje sabiendo que debe dar cuenta de sus acciones y cuente con el networking de colegas para la mejora de los negocios.
El potencial de la “economía naranja”
“La economía naranja tiene un fuerte potencial para generar puestos de trabajo e impulsar el desarrollo sostenible”, señaló la directora del BICE y dirigente gremial de APOC, Carla Pitiot, en el conversatorio organizado por la Asociación de Estudios Populares (ACEP) y la fundación alemana Konrad Adenauer para abordar la temática. “Uno de los desafíos que tenemos por delante es lograr que el Estado identifique que el sector naranja es un sector estratégico, alineado a las prioridades para que Argentina crezca”, subrayó Pitiot. “La también llamada ‘economía creativa’ es un instrumento para empoderar a las mujeres y contribuir a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible”, afirmó Pitiot. Agregó, además, que desde los bancos de desarrollo se le deben brindar a las mujeres “herramientas para salir al mundo con sus productos” y recalcó que este “tipo de economía no solo fomenta la integración y el desarrollo social, sino que al ser bienes y servicios exportables benefician la economía del país, siendo central fomentar su comercio exterior”.